Postal sin fecha.
Fue encargado por el magnate del salitre
Augusto Bruna al arquitecto Julio Bertrand en 1916.
Don Augusto muere de tuberculosis y al poco
tiempo su familia pierde los bienes debido a la crisis de salitre, así es que
la casona no se ocupa y se vende en 1939 a la embajada de los Estados Unidos
para que sirva de residencia a su embajador, míster Claude Bowers quien la
habita hasta 1952.
En 1962, ya
construida una residencia moderna para embajadores, el palacio pasa a ocuparse
como consulado.
En 1995, la
Cámara Nacional de Comercio adquirió el edificio para transformarlo en su sede.

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