Don Claudio Arrau, en la calle que lleva su nombre (entre Seminario y Condell), año 1950.
Claudio Arrau nació en Chillán en 1903. De chico se reveló como un niño prodigio de la música: practicaba sin cesar, al punto que su madre lo alimentaba a cucharadas para que él, sentado al piano, pudiera seguir tocando.
A los cinco años da el primer recital y el presidente Pedro Montt le otorga una beca para que vaya a seguir sus estudios en Alemania.
Llegará a ser el mejor pianista del mundo en su generación, venerado por miles de amantes de la música, pero esa imagen de niño solitario, sin raíces, lo acompañará por el resto de su vida.
Vive en Berlín hasta el comienzo de los años 40 cuando, debido a la persecución que sufre su esposa la cantante de ópera Ruth Schneider, de origen judío, se refugia en los Estados Unidos.
Su relación con Chile siempre fue difícil: una constante mezcla de adoración y también desencantamiento por habernos mutuamente abandonado.
La pequeña calle en la comuna de Providencia era uno de los pocos homenajes tangibles, pero también con sabor agridulce – mucha gente opinaba que el maestro se merecía un homenaje más grande y digno.
A los cinco años da el primer recital y el presidente Pedro Montt le otorga una beca para que vaya a seguir sus estudios en Alemania.
Llegará a ser el mejor pianista del mundo en su generación, venerado por miles de amantes de la música, pero esa imagen de niño solitario, sin raíces, lo acompañará por el resto de su vida.
Vive en Berlín hasta el comienzo de los años 40 cuando, debido a la persecución que sufre su esposa la cantante de ópera Ruth Schneider, de origen judío, se refugia en los Estados Unidos.
Su relación con Chile siempre fue difícil: una constante mezcla de adoración y también desencantamiento por habernos mutuamente abandonado.
La pequeña calle en la comuna de Providencia era uno de los pocos homenajes tangibles, pero también con sabor agridulce – mucha gente opinaba que el maestro se merecía un homenaje más grande y digno.
En 1984 Arrau visita Chile por última vez, después de una ausencia de casi 20 años. Ya anciano, llega el momento de homenajearlo. Recibe premios, da conciertos magistrales en el Municipal y en la catedral. En una de las pocas entrevistas que da al llegar, reconoce que echa de menos la comida típica chilena, la que no prueba ya hace años. Municipalidades y colegios compiten para agasajear al músico y en cada uno de los actos a los que acude lo atiborran de empanadas, charquicán, caldillo de congrio y causeo. Enfermo e indigesto, se refugia Arrau en su suite en el hotel Carrera, y a los pocos días abandona Chile, para no volver más. Morirá unos años después, en Europa.
Aunque esta calle no ha cambiado mucho (todavía está salpicada de casas pareadas de un piso, de los años 30 y 40), no logro reconocer la casa de la foto, supongo que será en la esquina norponiente con Condell, donde hay ahora unos edificios de los años 60.
Fuente foto: Santiago nostálgico.
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